La superficie de nuestro planeta es muy desigual. Sus diferentes características, determinadas por la altura y la forma del terreno, constituyen el relieve terrestre.
El relieve es el rasgo más significativo del paisaje y el que le da más variedad. Las montañas, las colinas o lomas, las mesetas y las llanuras son las formas de relieve más comunes. Tienen mucha importancia porque determinan las condiciones para la ocupación humana de una región.
El relieve, además de ser variado, se transforma lentamente durante periodos de cientos de miles de años.
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