Los científicos del siglo XVII y XVIII intentaron resolver el interrogante de porqué ciertos cuerpos son capaces de arder. La solución de este problema dio origen a una teoría ingeniosa, y que parecía ser verdadera, en la que se describía una sustancia hipotética que estaba presente en todos los cuerpos combustibles. Dicha teoría, llamada la teoría del “flogisto”, resultó ser efectiva para explicar diversos fenómenos y tuvo un impacto muy grande sobre las investigaciones experimentales de la química de esa época, lo cual se ve reflejado por el gran número de seguidores que tuvo. Sin embargo, la teoría del flogisto resultó estar equivocada y fue rebatida por el célebre químico francés Antoine Lavoisier, personaje que dio el impulso definitivo de la química como ciencia moderna y quien propuso la verdadera respuesta al problema de la combustión.
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