El Domingo de Resurrección o Vigilia Pascual es el día en que incluso la
iglesia más pobre se reviste de sus mejores ornamentos, es la cima del año
litúrgico. Es el aniversario del triunfo de Cristo. Es la feliz conclusión del
drama de la Pasión y la alegría inmensa que sigue al dolor. Y un dolor y gozo
que se funden pues se refieren en la historia al acontecimiento más importante
de la humanidad: la redención y liberación del pecado de la humanidad por el
Hijo de Dios.
La Resurrección nos descubre nuestra vocación
cristiana y nuestra misión: acercarla a todos los hombres. El hombre no puede
perder jamás la esperanza en la victoria del bien sobre el mal. ¿Creo en la
Resurrección?, ¿la proclamo?; ¿creo en mi vocación y misión cristiana?, ¿la
vivo?; ¿creo en la resurrección futura?, ¿me alienta en esta vida?, son
preguntas que cabe preguntarse...
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